Optimización en deportes de equipo
Mejorar el rendimiento deportivo es relativamente fácil, sobretodo al principio, en edades tempranas o cuando venimos de una forma física baja. Lo difícil es mejorar el rendimiento deportivo hasta tu máximo potencial y sobretodo reduciendo el coste de llegar a ese nivel, un coste que a posteriori suponga un detrimento en tu salud en forma de lesiones o dolor.
Lo primero para mejorar el rendimiento deportivo es detectar las debilidades. Las debilidades son aquellas zonas o sistemas que primero dejarán de funcionar correctamente cuando pongas a tu cuerpo en un nivel de exigencia alto. Estas debilidades marcaran tu techo de rendimiento. por lo tanto si conseguimos corregirlas este techo mejorará.
Para ello el trabajo preventivo y correctivo será una parte fundamental de la preparación. Buscaremos corregir desequilibrios, potenciar debilidades y equilibrar todas las zonas del cuerpo para que tu sistema funcione en global y dando soporte una zona a otra.
Este trabajo es la base de los atletas y suele ser la parte más olvidada o desconocida en el deporte amateur.
Además se deberán cubrir las demandas específicas del deporte en cuanto a capacidades físicas, conociendo cuáles son:
- Tiempos de trabajo vs tiempo de recuperación
- Tipo de fuerza empleada
- Tipos de resistencia empleada
- Movimientos principales
- Velocidad explosiva y velocidad mantenida
- Cambios de dirección
- Acciones habituales ( empujes, tracciones, lanzamientos, recepciones, saltos..)
A todo esto se le deberá sumar un trabajo específico en la recuperación entre sesiones y después de competición que nos asegure poder entrenar al máximo cada sesión sin riesgo a sobreentrenar el sistema. Si no atendemos a la recuperación la fatiga hará que nuestro rendimiento decaiga o que entremos en peligro de lesión.